La duración en jarra de la flor cortada es muy variable dependiendo no solo de la especie y variedad, sino también de las condiciones de recolección y conservación. Se recomienda cortar las flores a primera hora de la mañana, y nunca a lo largo del día, ya que es cuando la planta está más turgente.
La capacidad de transporte del agua a través de los tejidos celulares, una vez cortada la flor, puede quedar limitada por la formación de colonias bacterianas en la base del tallo o por la comunicación de toxinas producidas por microorganismos. Para impedir el desarrollo de estos, se pueden utilizar diversos productos existentes en el mercado.
Los pétalos acumulan grandes cantidades de azúcar durante su desarrollo en la planta. El grado de desgaste de este azúcar una vez cortada la flor determinará la duración de la misma. Por lo tanto, el empleo de azúcar en el agua del jarrón retrasa considerablemente la marchitación de la flor.
También es de vital importancia para la conservación de la flor, su proceso respiratorio. Una disminución de este proceso ralentiza su metabolismo y por lo tanto el consumo de azúcares, retrasando el marchitamiento.
Por lo tanto, cualquier factor que pueda activar el metabolismo, como pueda ser una temperatura elevada o las corrientes de aire, va en detrimento de la duración de la flor.